Hace algún tiempo escuche de un pequeño cuento, que me pareció muy motivador. En síntesis la historia trata de cuatro personajes (una pareja de personas pequeñitas y una pareja de ratoncitos) que vivían en un laberinto lleno de pasillos y salas, dentro de éste buscaban su “Queso” el cual es una metáfora de lo que nos hace Felices; el laberinto es el lugar donde se desarrolla la búsqueda de aquello que necesitamos para sentirnos cómodos con nosotros mismos.
He de decir que desde mi humilde opinión, la Felicidad es un estado de ánimo para sentirnos bien o simplemente tranquilos porque no tenemos de que preocuparnos; es decir que “Aquello” que a una persona le hace feliz, a otra persona no necesariamente le hará sentir de la misma manera.
Continuando con la historia, estos personajes se movían por este laberinto buscando y consiguiendo el queso que tanto necesitaban, pero lo buscaban de manera diferente la primera pareja de personajes (un par de ratones) utilizaban el sencillo pero eficaz método del tanteo. Recorrían un pasillo y si estaban vacíos, daban media vuelta y recorrían el siguiente; muchas veces se perdían daban vueltas inútiles y a menudo chocaban contra las paredes.
La otra pareja (el par de personitas del tamaño de un ratón), utilizaban un método distinto que se basaba en su capacidad de pensar y aprender de las experiencias pasadas, aunque a veces sus creencias y emociones los confundían.
Con el tiempo, siguiendo cada uno su propio método, todos encontraron lo que habían estado buscando: un día, al final de uno de los pasillos, en la Central Quesera “Q”, encontraron su queso deseado.
Los ratoncitos se despertaban temprano todas las mañanas, y corrían por el laberinto siguiendo la misma ruta hasta la central quesera y se dedicaban a disfrutar el Queso.
En cambio las personitas cambiaron sus hábitos se despertaban más tarde cada día, se vestían con calma y sin prisa se dirigían a la central quesera. No tenían idea de la procedencia del queso ni sabían quién lo ponía allí, simplemente suponían que estaría en su lugar.
La confianza de las personitas pronto se volvió en Arrogancia. Se sentían tan a gustos que ni si quieran advertían lo que estaba ocurriendo. Una mañana nuestros personajes llegaron a la Central Quesera “Q” y descubrieron que no había más queso los ratoncitos no se sorprendieron habían notado que las reservas de queso se habían ido disminuyendo poco a poco por lo cual están preparados para lo inevitable, simplemente dieron media vuelta y buscaron más queso.
Los ratones no se perdían en análisis profundos de las cosas, para ellos tanto los problemas como las soluciones eran simples.
Más tardes las dos personitas llegaron a la Central Quesera, no habían prestado atención a los pequeños cambios que se habían producido y por lo tanto, daban por sentado que su queso estaría allí.
Estallaron en furia, no tenían ganas de enfrentarse a la realidad que estaba frente a sus ojos, así que se desconectaron de la realidad. La conducta de ambos no era agradable y productiva, pero si comprensible.
Se aferraron de tal manera a su “Queso” que no estaban preparados para los cambios bruscos que se producen en la vida de todos, negaron la realidad y el hecho a ser flexibles para moldear su carácter ante cualquier eventualidad.
La gran mayoría de las personas tienen miedo a los cambios y les aterra la sola idea de afrontar algo nuevo. Se sienten seguras en su Zona de Confort, están satisfechos con lo que han logrado y dejan de luchar por superarse a sí mismos, olvidando lo fuerte y competente que pueden ser cuando están frente a una adversidad.
Cuando nos caemos, nos levantamos, resentimos el dolor pero aprendemos de la situación y reconocemos que no es la manera adecuada para continuar con nuestro camino, logramos ser más precavidos y cautelosos en nuestro andar.
De alguna manera debemos reconocer que no siempre tendremos las respuestas y la entereza para afrontar todas las dificultades que la vida nos pone de frente pero eso no implica que debamos temer a la vida y a los cambios; Siempre habrán dificultades y tendremos que vivir con esa realidad.
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